domingo, 13 de septiembre de 2009

¿Fútbol para todos?

Como dijo Varsky en la que es, creo, la mejor definición de esta situación: “es una pelea entre Frankenstein y Drácula”. Acá no hay buenos, a lo sumo mejores y peores.
Hace casi un mes la AFA (o Grondona, que es lo mismo) decidió unirse con el gobierno y romper el contrato con la empresa TSC (perteneciente al grupo Clarín), vigente hasta 2014. El antiguo arreglo constaba una suma aproximada de 250 millones de pesos por año. Según el mismo Grondona, el fútbol estaba siendo estafado y por eso reclamó 600 millones. Julio, al ver que Torneos y Competencias no iba a poner ese dinero, ideó un plan para que lo paguen… los usuarios. La estrategia a seguir era la de aumentar $12 la factura del cable. Ese incremento multiplicado por los millones de usuarios cerraba justo en la cifra buscada. Desde la empresa del cable le dijeron que no, que era imposible sobrecargar a los abonados. Así, busco distintos caminos. Apostó por el prode bancado, algo que quiere hace mucho pero que es de difícil implementación por los actos de corrupción (ver los casos de Brasil, Italia y Alemania) que puede generar. Tras algunas charlas con Aníbal Fernández (íntimo amigo de Meiszner) se llegó a la quiebra del acuerdo y al posterior pacto con el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Si algo distinguió a Grondona, en sus 30 años al frente del ente regulador del fútbol argentino, fue su cintura. Esta vez, vio el momento justo para terminar con un acuerdo sumamente monopólico, estafador y perverso como era el contrato con TSC. Pero recordemos que ese papel lleva su firma y que hace dos años cuando le estampó el garabato dijo “este es el mejor contrato del mundo”. Cuando se encontró acorralado por las deudas de los clubes descubrió que la mejor salida era aliarse con el Gobierno. El gabinete de Cristina también tiene una gran cuota de oportunismo. Desde hace más de un año le declaró la guerra al grupo Clarín y en esa contienda, la quita del fútbol es una estocada dura.
No es fácil creer que todos los males del fútbol se van a solucionar si quien sigue sentado en el sillón de calle Viamonte es Grondona. Un presidente que acaparó, en un insólito mandato de tres décadas, todo el poder posible y que llegó a decir “soy el vicepresidente del mundo” (en referencia a su cargo en la FIFA).
Se habla de fútbol gratis. En realidad lo que se quiere decir es que no existe más la modalidad pay per view, o como casi todos lo conocen, el codificado. Ahora se van a ver los partidos por canal 7. Este canal si es gratis en toda la provincia de Buenos Aires, y en otras también, pero hay algunos puntos del país en donde, para acceder al canal público, hay que pagar el abono mensual. No es totalmente gratis.
El fútbol hoy llega a muchas más personas que antes, eso es bueno. Hay gente, como quien escribe, que hacía años no veía jugar a River y Boca en vivo desde el sillón de su casa. Antes había que ir a un bar para tener el privilegio.
Pero que el árbol no nos tape el bosque. Futbol para todos es una cosa. Pero que el Gobierno subsidie al fútbol, para tapar sus administraciones deficitarias, mientras esa plata puede destinarse a otra cosa, parece más cerca del pan y circo romano que de la real distribución de la riqueza. En este punto, con el cual muchos coincidimos: “futbol libre si, subsidiado no”, es muy difícil dar en la tecla. Mientras que gente del medio opina que es imposible que canal 7 recaude 600 millones de pesos en publicidad, desde la presidencia aseguran que el negocio es de 9 mil millones ¿En qué quedamos? No lo sabremos en este momento. Tendrán que pasar los primeros balances anuales para ver los verdaderos resultados.
Hay quienes afirman que ahora, con el viejo contrato roto, Grondona reflotó su ambición de imponer el prode bancado. Este gobierno, tan propenso al juego, le daría el visto bueno. Acá todo se vuelve turbio nuevamente ¿Se hará licitación o aparecerá Néstor Kirchner para designar algún amigo para hacerse cargo?
¿Qué es el prode bancado? Es un sistema de apuestas que abre la posibilidad de jugar por cualquier variante del juego. El actual sistema de prode que rige en Argentina sólo habilita las opciones triunfo local, empate o triunfo visitante. Con la modalidad reclamada se podrá apostar por la identidad de los goleadores, la cantidad de tarjetas, si habrá un penal y en qué tiempo, etc. ¿Se imaginan si todos apuestan por un penal en la primera etapa y el árbitro cobra un penal dudoso? Los escándalos por corrupción ya tuvieron su momento en Brasil, donde se suspendieron 11 partidos; en Italia, donde se suspendió a un campeón y se lo mandó al descenso; y, en Alemania, un árbitro fue preso. Sería cuestión de tiempo a que la bomba de fraude estalle en nuestro fútbol.
Otro interrogante que surge a la segunda fecha es por qué canal 7 renunció a cuatro partidos que sólo se pudieron ver por América.
Todo abunda en la desprolijidad y la improvisación.
Recién el 1 de septiembre, se pudo conocer el acuerdo formal entre la AFA y el Gobierno. Desde TSC afirman: “hay frases del contrato que parecen copiadas del nuestro”. El vinculo AFA-Gobierno se hizo por 10 años, lo que convierte al fútbol en una cuestión de Estado y no sólo de este Gobierno.
Todavía quedan muchas preguntas y dudas acerca de la efectividad del “nuevo orden del fútbol argentino” como lo llaman los benefactores.
Otra cuestión ¿No podían elegir a otro que no fuera el (ex) menemista Araujo?


Santiago Chemes
Estudiante de la Carrera de Comunicación Social

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